PROYECTO DECADAS

DIARIO WWF


El Asesino cerebral, el Rey de Reyes, The Game. También la Pala, Triple Ego, o el hombre que encabeza Wrestlemania debido a las “circunstancias”. Paul Levesque es uno de los rostros más reconocidos de WWE en las últimas dos décadas, periodo que le ha servido para labrar una trayectoria envidiable, ganándose el odio y el cariño de los aficionados a partes iguales. Pero toda la mala fama que Hunter ha obtenido con el transcurso del tiempo tiene como origen un pequeño periodo de su dilatada carrera, el cual se ubica entre los años 2002 y 2005, y que abarca sus cinco reinados como World Heavyweight Champion. Un ciclo de dos años y medio que comprende una etapa donde la programación de Raw giró prácticamente alrededor de un único hombre. Pero, ¿es una exageración que los fans llamen a esta etapa “Reign of terror”, o realmente este reinado podría haberse usado como trama para alguna película de terror de los 80?

Cómo Hunter se hizo rey del patio

Septiembre de 2002. Bush manda en la Casa Blanca, Brasil celebra su quinto mundial de fútbol, y Brock Lesnar es WWE Undisputed Champion. De hecho, Lesnar era por aquel entonces el único campeón mundial de la empresa, algo que resultaba insuficiente en una plantilla de 62 superestrellas, divididas además en 2 marcas distintas. De este modo, y estando The Beast en Smackdown, era necesaria la creación de un campeonato mundial para Raw. Así nació el World Heavyweight Championship, el cual fue otorgado por el manager general Eric Bischoff a Triple H, quien venía de mandar a Shawn Michaels al hospital en el PPV previo, Summerslam.


Tras una nimia defensa ante Ric Flair, el primer reto importante de Hunter como campeón sería en Unforgiven, ante un Rob Van Dam que estaba siendo impulsado desde el midcard, y que contaba con la confianza de la directiva para ser un nombre importante en el futuro. Tras un entretenido combate, Triple H retuvo con la ayuda del ya nombrado Nature Boy, en lo que podría considerarse como el germen de Evolution. Pocas semanas después, Triple H se enfrascó en una nueva rivalidad con Kane, en lo que es correcto catalogar como una de las storylines más ridículas y grotescas que ha dado a luz la empresa de los McMahon: con objetivo de desestabilizar al aspirante, The Game reveló al público la historia de Katie Vick, una supuesta antigua novia de Kane que este asesinó en un accidente de coche en 1992, dando lugar al famoso segmento donde Triple H practica sexo con un maniquí en un ataúd. Como consecuencia, Triple H retuvo su campeonato ante el monstruo rojo en No Mercy, ofreciendo un combate decente (bastante perjudicado por las excesivas intervenciones de Flair), ganando además el campeonato Intercontinental en el mismo enfrentamiento.

Con The Game en posesión de dos cinturones, llegaba Survivor Series. En dicho evento, tuvo lugar la primera Elimination Chamber, que, además de dejarnos un genial combate, proclamó a Shawn Michaels como nuevo campeón mundial. Sin embargo, cuando Michaels informó de su condición de part-timer a la directiva, esta le devolvió el campeonato a Triple H en un Three Stages of hell match, enfrentamiento correcto pese a la excéntrica estipulación y excesiva duración, que puso fin durante unos meses al litigio entre los dos antiguos miembros de DX.


Si 2003 es considerado uno de los peores años in-ring de la historia reciente de la empresa, gran culpa de ello lo tiene la escena titular de Raw. Triple H afrontaría el año teniendo como primer rival a Scott Steiner; Steiner, quien había sido uno de los últimos main eventers de WCW, fue bien acogido por el público cuando regresó a WWE con el rol de face. Sin embargo, el resultado de su rivalidad por el WHC puso de manifiesto el deplorable estado de forma de Big Poppa Pump, dándonos un combate infumable en Royal Rumble, y una revancha que apenas rozó el aprobado en No Way Out. Ya con Wrestlemania XIX en el horizonte, Booker T se perfilaría como nuevo rival de nuestro campeón; con un build-up cimentado en el pasado criminal de Booker, y dejando excesivos tintes racistas en la storyline, The Game volvió a retener su campeonato en un buen match.

Una vez pasado WM, llegó el momento de los amiguismos. Con la nWo muerta y enterrada, Kevin Nash regresó a la pantalla tras meses de ausencia por lesión, y todo con la excusa de querer implementar la paz en medio de las trifulcas entre Triple H y Shawn Michaels. Con este pretexto, Big Daddy Cool se “adjudicó” 3 oportunidades titulares en 3 PPV consecutivos, dejándonos un muy olvidable combate en Judgment Day, un apenas decente enfrentamiento en Insurrextion, y un Hell In a Cell en Bad Blodd cuyo mayor interés fue ver a un Mick Foley bumpear contra la celda mientras hacía las funciones de árbitro especial.


Lastimosamente, todo fue a peor cuando Bill Goldberg tomó el lugar de Nash en la órbita titular. Con Goldberg, acudimos a un breve paréntesis en el reinado de HHH, pues este consiguió despojar a The Game del World Heavyweight Championship en septiembre de ese mismo año. Eso sí, el balance de la estancia del ex campeón Universal como con el cinturón fue pésimo, pues, tras disputar una de las peores Elimination Chamber de la historia en Summerslam, y dejar dos mediocres combates en Unforgiven y Survivor Series, perdió de nuevo el campeonato ante Triple H a finales de año, en una decente triple amenaza donde también estuvo envuelto Kane.

Y así de fácil, Triple H participó en absolutamente todos los combates titulares por el WHC ocurridos en 2003.

Comenzaba 2004, y la historia de venganza entre los viejos camaradas de D-Generation X revivía. Shawn Michaels y Triple H se volvieron a ver las caras en Royal Rumble, en un Last Man Standing poco destacable, el cual terminó en empate. Para Wrestlemania XX, se uniría a la ecuación Chris Benoit, y así brindarnos una de las mejores triple threat que se recuerdan, ganando el canadiense para dejar a Hunter de nuevo sin campeonato mundial. Aun así, y pese a haber perdido el cinturón, HHH intentó recuperarlo en repetidas ocasiones: volvió a disputar el título en otra muy buena TT en Backlash, en una revancha 1 vs. 1 en Vengance arruinada por el sobrebookeo, y en otro correcto Iron Man de 60 minutos en Raw.


En agosto, durante Summerslam, Randy Orton (siendo parte de Evolution) derrotó a Benoit para convertirse en el campeón mundial más joven de todos los tiempos. Fue a la noche siguiente en Raw cuando sucedió el archifamoso “Thumbs down”, donde el stable completo dio la espalda a Randy, logrando que el luchador de tercera generación se ganara la absoluta empatía del público, elevándolo como top face de Raw al instante. De este modo, resulta decepcionante ver como Orton perdió el cinturón tan solo 4 semanas después de nuevo ante Triple H, en un match agridulce durante el PPV Unforgiven. Salvando un nuevo combate ante HBK en Taboo Tuesday (el cual puede considerarse bueno si tenemos en cuenta que Michales luchó lesionado), la rivalidad entre Orton y Hunter prosiguió lo que restaba de año. En enero de 2005, Triple H fue despojado del cinturón tras el final de un polémico combate a tres bandas frente a Benoit y Edge. Sin embargo, esto tan solo sirvió para que Hunter lo recuperase pocas semanas después en otra notable Elimination Chamber. El definitivo punto y final de la rivalidad con Orton llegaría en Royal Rumble, donde The Legend Killer volvió a salir derrotado en un combate que pudo ser mucho mejor de lo que terminó resultando.


De cara a Wrestlemania 21, se preparó una nueva rivalidad entre Triple H y otro de sus pupilos, en este caso Batista. La construcción del combate fue progresiva durante los meses anteriores, plasmando muy bien los celos de The Animal por el oro, y con The Game frustrando todas las opciones de su aprendiz de ser campeón, mientras este permanecía a su lado. Batista ganó el Royal Rumble aquel año, logrando un momentum brutal e impulsándose al main event del mayor PPV del año, donde derrotó al líder de Evolution en un entretenido combate diseñado enteramente para hacer lucir al aspirante. Tras repetir triunfo en Backlash, cerraron la rivalidad con uno de los mejores Hell in a Cell de todos los tiempos en Vengeance. Tras esto, Hunter se tomaría un descanso alejado de los cuadrilateros hasta otoño de aquel año. No volvería a ser campeón mundial hasta octubre de 2007.

¿Realmente es un “Reinado del Terror”?

Una vez contado todo lo ocurrido, conviene profundizar en ello. Los meros datos ya son de por si reveladores: desde septiembre de 2002 a abril de 2005, Triple H participó en 27 PPV (16 luchando en el main event), ganando en 16 de ellos, perdiendo en otros 10 y obteniendo un empate. Esto es engañoso, pues varias de esas derrotas tuvieron lugar por descalificación, count-out o incluso en combates no titulares. En estos 2 años y medio, recibió 21 conteos de 3 (excluyendo combates por parejas de poca repercusión en semanales, serian 10 en total), y se rindió en 3 ocasiones (dos de ellas, dentro del mismo combate). Tuvo 72 matches en TV, de los cuales ganó 36, dando lugar a un total de 99 combates televisados. De todos los enfrentamientos titulares ocurridos durante este periodo, tan solo fue ausente en 5 de ellos. 

Toca llegar a la pregunta del millón: ¿es bien merecida la pésima fama y el burdo recuerdo que tienen sus reinados como World Heavyweight Champion? En verdad, sí. Pero espera Javisenberg, no me saltes al cuello aún.


Cuando se reinstauró el World Heavyweight Championship, Hunter parecía el candidato ideal para ser su primer portador. Era un main eventer ya consolidado, uno de los top heels de la empresa, y se encontraba muy over tras el inicio de su enemistad con HBK. Además, Raw apenas contaba con luchadores de alto status, luego el mayor spot había quedado para él, con el resto de uppercarders que le solían retar a la sombra. Esto a la larga creó una sobreexposición, la cual fue el factor principal al que podemos atribuir la decadencia de sus diferentes reinados, pues, sobre el papel, Triple H no recibió un bookeo excesivamente diferente respecto a otros antiguos campeones heels, pero lo que sí llamó la atención fue el exagerado tiempo que copó el foco principal, perjudicando tanto a sus contrincantes, como al interés que podía tener la grada hacia él.

La monotonía que provocaba ver al mismo hombre en un mismo spot tan alto durante tanto tiempo influyó negativamente en la calidad del producto, terminando por generar aburrimiento. Esto es difícil de evaluar a nivel de audiencias, pues los ratings no tuvieron una considerable variación una vez Triple H abandonase la órbita titular, además de que el número de espectadores terminó cayendo irremediablemente a partir de 2006. Aparte, es complicado examinar estos datos en los breves paréntesis de esta época donde Hunter no fue campeón, pues eso no le evitó seguir rondando el campeonato, y, por consiguiente, impide analizar el impacto de Michaels, Goldberg, y Benoit durante sus breves reinados. Al fin y al cabo, Evolution era prácticamente el eje sobre el que giraba prácticamente toda la programación de Raw por aquella época.


Con Stone Cold retirándose por problemas de cuello, The Rock cambiando de profesión, el fracaso de muchos fichajes provenientes de WCW, y las polémicas salidas de Goldberg y Brock Lesnar, podemos considerar esta como una época de transición para la creación de nuevos nombres de relevancia. En este contexto, sí que ayudó tener a una estrella consolidada como Hunter en posiciones altas, pero una vez ubicado allí, la empresa parecía reacia a sacarle del spotlight, pues tan solo podemos resaltar los 2 meses de rivalidad que Triple H mantuvo con Eugene a mediados de 2004 para hallar un breve margen donde este no estuviese envuelto en rivalidades por el cinturón. Se puede decir que Vince McMahon no confiaba en otra gente para capitanear su programa insignia, y todos los intentos de estrellas que se pretendían crear en este periodo eran, en su mayoría, fracasos. Tanto Shawn Michaels como Goldberg eran ya hombres de alto status mucho antes de arrebatarle el campeonato a HHH, y gente como Benoit, por unos motivos u otros, no consiguió establecerse una vez terminara su reinado.

Hablando del nivel in-ring ofrecido, se critica este periodo como un año muy poco destacable, y gran parte de esa culpa se le otorga a HHH. Afirmar esto es osado: es imposible culpabilizar a un único wrestler sobre el producto que oferta un show entero, pues siempre hay más factores a tener en cuenta. Hunter no es un mal luchador: es un heel clásico, que cumple en prácticamente todos los aspectos, pese a que tampoco lo considero capacitado para dar grandes combates salvo con los rivales adecuados, o aquellos con los que tenga una gran química, además de que su peak terminó poco antes de iniciar su primer reinado en 2002. Pese a ello, es injusto criticar su trabajo como worker sin tener en cuenta sus oponentes. Basta con ver cómo, durante prácticamente todo 2003, rivalizó frente a luchadores limitados (Goldberg), o viejas glorias acabadas sin nada que ofrecer (Steiner, Nash).


De hecho, el sobrebookeo es un factor que empaña un gran número de combates en los que participa. Pretendiendo hacer lucir a Triple H como un paper champion, y a la vez que se buscaba inmiscuir a todos los integrantes de Evolution en la escena principal, muchos de los matches de Hunter se vieron perjudicados por un excesivo número de intervenciones, las cuales en muy pocas veces aportaban positivamente a la calidad del combate. El ejemplo más claro es el duelo por el campeonato mundial ante Chris Benoit en Vengeance 2004, donde las apariciones de superestrellas ajenas empañaron lo que pudo haber sido un combate de alta calidad. No, Triple H no es Daniel Bryan, pero tampoco se le puede catalogar de mediocre.

Las historias ofrecidas tampoco contribuyeron positivamente. Triple H es un buen entertainer, con notable manejo de micro, y una presencia que le otorga un carisma poco desdeñable. Sin embargo, cuando todas tus rivalidades siguen el mismo esquema, y los acontecimientos dentro de ellas se muestran insulsos (el racismo con Booker T, la necrofilia en la historia con Kane, los retos de fuerza con Steiner, o el simple hecho de incluir a Eugene en una trama relevante), el interés decae irremediablemente, y eso es grave cuando hablamos del campeonato principal de una marca.


Esto nos lleva a la principal crítica que, para mí, debemos atribuir a esta etapa, y esa es la forma en la que se impidió el ascenso de ciertas superestrellas. Booker T, quien había sido despreciado por Triple H hasta tremendos límites, alegando que un hombre de color jamás podría llegar a ser campeón, tiene la oportunidad de redimirse ante él en una storyline sobre redención que traspasa el kayfabe. ¿Resultado? Booker pierde en Wrestlemania XIX, y no volvería a optar al campeonato mundial hasta el año 2006. Randy Orton, quien tenía a Triple H como un absoluto ídolo, se ve traicionado por el hombre al que siempre admiró, y ahora pretende ganarse su camino en lo más alto mientras tiene en el preciado campeonato de su antiguamente adorado líder. ¿Resultado? 1 mes después de ganar el cinturón, Randy lo pierde ante Triple H. Tras esto, Orton no conseguiría establecerse en la escena principal hasta bien entrado 2007.


Hay casos más complejos, como el de Goldberg, pues su rivalidad con HHH fue pésimamente llevada: su coronación se retrasó hasta terminar por cortar su momentum, y el hecho de que recibiese dos pinfalls en pocos meses por parte del mismo luchador, era algo que parecía impensable en su exitosa etapa en WCW. Sin embargo, su mala actitud en bastidores desde un primer momento hace que no podamos atribuirle el 100% de su salida de la empresa a su feud con Hunter, pero sí buena parte. Incluso podríamos introducir en esta lista de “enterrados” los nombres de Kane o a RVD, pero, en resumidas cuentas, el resultado de que Levesque permaneciera con el campeonato mundial por tan prolongado espacio, fue el impedimento a un buen número de wrestlers para alcanzar el main event, pues una vez fracasaron intentando conseguir el cinturón, les fue imposible recobrar el heat perdido, quedando Hunter siempre por encima de ellos. Al menos este logró poner muy over a Batista en 2005, aunque esa es la excepción que confirma la regla.

¿Pero de quién es la culpa realmente? ¿De la directiva o del propio Triple H? Aquí es difícil ahondar más allá de rumores y especulaciones. Triple H ya había sido campeón mundial antes de comenzar formalmente su relación con Stephanie McMahon, pero es inevitable entender que su relación con la hija del jefe condicionó su importancia en la WWE durante este periodo, no solo por el tiempo que estuvo en lo más alto del escalafón, sino por lo autoritario y repetitivo que pareció en muchas ocasiones su bookeo como campeón.


John Cena parece ser el ejemplo más acorde con el que contradecir esta teoría, pues él también sufrió en parte de un trato similar. Sin embargo, el tener un campeón face invencible era algo que ya habíamos visto antes, y la presencia de Cena parecía mejor justificada por su juventud, sus ventas en merchandising, y su gran talento. También sería injusto decir que Triple H no metió mano en su propio manejo (¿Kevin Nash luchador estelar en 2003?), pues fácilmente podría haber tenido buena parte de control creativo sobre su personaje. La incógnita que queda es si la falta de oportunidades a otros wrestlers fue por la poca confianza en estos, o bien por las negativas del propio Triple H a ceder su puesto en lo más alto, aunque fácilmente podría inclinarme por la segunda opción.

En efecto, fueron malos reinados. Quizás más por la ejecución que el planteamiento, por las repercusiones que se generaron que por las propias acciones del campeón, y por el talento perjudicado más que por la propia sobreexposición de Triple H. El caso es que una enorme parte de las críticas a este periodo están correctamente justificadas, y si bien, a veces, los detractores hacia él tienden a excederse con el odio (como bien explica Meñique en este artículo), la base de su juicio está bien asentada en este periodo. Así pues, al margen queda todo lo ocurrido a partir de aquí. Que si frenó el ascenso de Jeff Hardy en 2008, que si debió perder con Sting en WM 31, que si nadie se cree que ganara el campeonato mundial en 2016 por necesidad de la empresa, etc. Triple H tiene una reputación que, en buena parte, es merecida. De la etapa comentada vale la pena rescatar muchas más cosas negativas que positivas, pero al menos, actualmente nos queda la ironía de saber que Trips dirige la marca de WWE destinada al ascenso de talento en desarrollo. All hail the King.


Víctor Turco. 


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