El apetito de la Bestia

Me cuesta encontrar otros wrestlers que hayan logrado lo que ha logrado Brock Lesnar desde el 2014. Terminar con la racha invicta del Undertaker en Wrestlemania, deshacerse fácilmente de la cara de la empresa para ser campeón mundial, vencer a todos los que estén en su camino son algunos de ellos, dejando atónitos a todos ya que nunca ha existido una figura tan dominante en el wrestling.

Y esto no llego solo, si no llego respaldado por el enorme interés que genera Lesnar solo con su presencia, sumado a esa aura única de destructor que tiene cada vez que aparece. Esos factores hicieron que lo vean como una persona en la cual depositar su confianza y en la cual llevar a cabo uno de los proyectos más arriesgados en la historia de la compañía. Claro que Lesnar respondió e hizo que todo valiera la pena entregándonos uno de los mejores runs en la historia del wrestling. Nada parecía que podía salir mal, la formula funcionaba y todo estaba de maravilla hasta que, iniciando el 2016 llega con el un bajon considerable. Era hasta inexplicable como ese tan entretenido wrestler que se volvió Lesnar con ese papel en tan poco tiempo no fuera ni la sombra de lo que era, probablemente sí, sus rivales no eran los mejores pero se notaba una evidente caída. Actuación tras actuación, lejos de lo que fue su peak hace un año, dejaba cosas mediocres y no parecía tener un rumbo claro hasta que hubo un punto de quiebre, Goldberg, quien regresaba para  promocionar el videojuego que lanzaba WWE por ese entonces y a su vez enfrentarse a The Beast, nada parecía cambiar y que el veterano iba a ser otro rival de rutina más de Brock, de esos que abundaban en su desastrozo año, pero todo tomo un giro inesperado, Goldberg arraso con la Bestia en menos de dos minutos llevándose consigo todo lo previamente construido con Lesnar. Ya no era el hombre imbatible, había sido humillado por un viejo. Pero lejos de lo que todos imaginábamos con esta polémica decisión, Lesnar no murió ni mucho menos si no todo lo contrario, Lesnar renació y con él, el interés a su figura. A partir de este nuevo punto de partida, la figura de Lesnar creció y entramos en una nueva era de ‘prosperidad’ todo parecía muy bien, Lesnar regresaba a tener el interés de antes, ponía a gente over en el camino y volvía a ser la Bestia, nada parecía salir mal hasta…. el pasado domingo en No Mercy.

Se suponía que el PPV iba a ser uno de los grandes puntos altos este renacimiento, al enfrentarse a Braun Strowman, la nueva figura que venía teniendo en un momento estupendo, pero termino siendo todo lo contrario. Lejos de las expectativas creadas anteriormente, todo termino en decepción, dejando más dudas que respuestas y un enorme sin sabor. ¿La razón? Ambos- especialmente Lesnar- estuvieron lejos de lo mostrado en este año, no mostraron ese hambre de Lesnar por superar las adversidades, que tan bien le había hecho en el pasado si no todo lo contrario se vio a un Lesnar apático, olvidadizo y hasta un tanto desentendido de lo que pasaba a su alrededor.

 

Entonces, ¿Qué paso? ¿Por qué vimos a esta desmejorada versión de Lesnar? La respuesta es incierta, probablemente Lesnar no se sentía a gusto con el rumbo que llevaba ahora, probablemente sentía que Strowman podía ser su nuevo Goldberg, aquel que lo pusiera en apuros y renovara una vez más su figura dándole otro motivo más para sentirse con ganas de seguir siendo la figura reinante a plenitud, nunca lo sabremos pero de lo que si estamos seguros es que The Beast es un hombre que refleja mucho su estado de ánimo en su trabajo, Si está motivado, se notara cuando se suba al ring y lo mismo si es todo lo contrario, no hay nada que podamos hacer ante eso pero lo que si podemos estar claros en que cuando Brock Lesnar encuentra el rumbo correcto, se vuelve uno de los puntos altos no solo de WWE si no del wrestling en general. Esperemos que lo visto, sea solo un tropezon y que pase lo que pase no se acabe el apetito de la Bestia.

Sonny
@wrestleracs